Me miro al espejo y no veo nada. Mi rostro aparece triste, lejano, en un mundo a parte. Sólo espero verla tras de mi, ver su rostro sonriente, pero no está. Mi esperanza se vuelve locura, sólo logro divisar un atisbo de su cara, en la inmensidad del espacio, ajena a lo que sucede aquí. Sus ojos me miran con incredulidad, intenta comunicarse pero no hay resultado, no lo consigue. Eso es suficiente para entender que todo va bien.
De repente, una luz se vislumbra tras el espejo y la oscuridad se apodera de él. Ya sólo veo mi rostro intentando no dejarla escapar, no quiero olvidar ese rostro tan añorado y que sólo aparece en el espejo cada luna llena. Dudo sobre estas visiones que tengo, no sé si son reales o son mis anhelos de verla de nuevo.
Cierro los ojos. La recuerdo siempre alegre, optimista y divertida. Muestras de cariño en cada paso que daba, amiga de sus amigos, nunca tenía queja de nada. Éramos tan iguales y tan diferentes a la vez...da igual lo que los demás piensen, para mi los lazos de sangre nunca importaron, hay mucho más por encima de eso, líneas invisibles que unen a las personas "sinrazón".
Miro de nuevo en el espejo intentando encontrarla y visualizo el reflejo de su rostro sereno pero cansado de esperar justicia. Luchadora y valiente, dispuesta a todo por la libertad ansiada que busca y no encuentra. Aprisionada en un lugar que un día conoció, se siente derrotada pero valiente para seguir la lucha. Su espíritu se vuelve fuerte cada día que pasa y tiene sed de justicia, de libertad, por la que siempre ha luchado. Y sé que la conseguirá porque el final de este mal sueño está por llegar. Un halo de luz recorre mis sentidos, me erizo...
Cierro los ojos. Me quedo frente al espejo y veo que sólo ha sido un espejismo. Mi rostro cansado de esperar se aleja en la penumbra de una habitación vacía pero llena de recuerdos suyos; dejo atrás el espejo que me prometió su regreso...un regreso que pronto llegará.
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