viernes, 29 de julio de 2011

Televisión y Audiencias

Hoy es una noche como otra cualquiera. Me siento en el sofá a descansar y pongo la televisión para ver algo que merezca la pena, pero nada más lejos de la realidad. Los canales emiten las mismas tonterías, los mismos programas que se dicen llamar “basura” y que nadie ve. Pero sí habrá un buen número de ciudadanos que los vean cuando se siguen emitiendo y los datos de audiencia dicen todo lo contrario a lo que confiesan los televidentes delante de una cámara cuando se les pregunta por los programas que ven en sus casas.

La audicencia es lo más valioso de la televisión. Por ello, muchas cadenas la cuidan y miman como si fuera un tesoro. Para calcularla existen diversos sistemas de medición cualitativo y cuantitativo, aunque ninguno de ellos es capaz de hacerlo de forma exacta. Por un lado se halla el sistema de audimetría, que se utiliza como un instrumento que determina cuántos espectadores han visto un programa concreto. Consiste en un receptor que se instala en miles de hogares y en cada hogar cada miembro de la familia tiene que activar su propio botón establecido cuando encienda la tele para saber el perfil que la está utilizando y así poder clasificar la audiencia.

Según el número y cantidad de espectadores se determina la valía de un anuncio televisivo, esto es, que según la franja horaria en que se emita el anuncio adquirirá un mayor o menor coste por su compra. Es importante saber que “los anunciantes son los clientes”, según Alejandro Perales, Presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación.

Perales también anunció que “en el mes de junio el consumo televisivo ha rondado los 232 minutos persona/día, que son exactamente 2 minutos más que en junio del pasado año”. El dato que más llama la atención es que por cadenas, Telecinco es la más vista, La 1 le sigue y Antena 3 va en tercer lugar. Pero a los profesionales de la comunicación no nos pilla por sorpresa los gustos de la audiencia y la clave del éxito radica en los contenidos televisivos que cada vez más hacen prevalecer el sensacionalismo, morbo e intromisión en la vida ajena. Ejemplos de ello son el “Sálvame”, “Dónde estás corazón”, “Dolce Vita”, etc. Y Telecinco sigue siendo el rey entre las cadenas, tiene la máxima cuota de audiencia por su gran apuesta por contenidos que violan la intimidad de los famosos. Pero sinceramente se ha ganado a pulso que se le denomine TeleCirco de forma despectiva, pues es un espectáculo bochornoso el que se vive en el plató cada tarde. A quien le guste esta cadena lo puedo llegar a respetar pero no lo entiendo, me niego a entenderlo. Hay un 0% de contenidos y un 100% de vacío.

Pero el sistema de audimetría no es el único que existe para medir las audicencias, también existe el Estudio General de Medios (EGM) que “estudia una fuente única, esto es, el consumo de medios y el consumo de productos”, según afirmó Perales.
Basándonos en estadísticas, las audiencias diarias se contabilizan por el sistema de audimetría más que por el EGM, informe que se emite dos o tres veces por año. “En España hay más o menos 5.000 audímetros en hogares, así pues, son 10.000 personas las que utilizan este sistema instalado en sus hogares”, concluyó Alejandro Perales. Esta teoría echa por tierra todos los pensamientos que yo tenía hasta ahora, pues, la audiencia de los programas y el llamado “minuto de oro” se contabiliza a través de los receptores de audímetros instalados en esos hogares. Desconocía este aspecto. Así pues, yo puedo respirar tranquila y poner la cadena que me venga en gana, pues no se me tiene en cuenta en absoluto: para mi una mala noticia más que buena. Y soy pesimista porque he llegado a la conclusión de que los datos de audiencias revelan que la mayor parte de familias que tienen audímetros en sus hogares tienen preferencia por los programas “basura” y no por los programas culturales y de calidad como los que ofrece TVE en La 2. 


FUENTES: EL VALOR DE LA TELEVISIÓN: TÉCNICAS, ESTRATEGIAS Y DESEOS EN UN MUNDO GLOBAL. CURSOS DE LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DEL MAR. Hemicilo de la Fac. Letras Universidad de Murcia. 
Ponente: Alejandro Perales, Presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación.

martes, 5 de julio de 2011

De cómo los jóvenes se indignan con la "res publica" y los políticos no se dignan a escuchar

Una hoja en blanco difícil de llenar. No sé cómo expresar el funcionamiento deficiente de la "res publica" por parte de políticos y mandatarios que a todos nos representan. Unos a favor de muchas medidas que dicen ser el antídoto de la crisis y otros ven como esas medidas no llevan a nada, solo a dejar que este barco a la deriva que se dice llamar España llegue a buen puerto y no se pierda entre las tormentas y huracanes del mar bravo en que se halla. 

El juego de la descalificación mutua sigue determinando los discursos de nuestros políticos. Es el pez que se muerde la cola y nunca es capaz de pensar en que eso debe cambiar. Basta ya de este cruce de acusaciones de un lado hacia otro, no estamos en un "ring de boxeo" dónde el más fuerte se hace con el trofeo y ovación de los espectadores. Pero cada vez más, esa es la sensación que tienen los jóvenes de este país y por eso han alzado sus manos y voz hacia una misma dirección: Democracia Real Ya! Una llamada de atención para que la clase política mire de dónde viene y por quién es elegida. La soberanía radica en el pueblo que tiene el poder constituyente, pero ¿qué ocurre si una parte de este pueblo no se siente representado por ninguna fuerza política? 

España sigue el rumbo que la Unión Europea le marca, le cueste lo que le cueste. Grecia ha pasado por el aro de aceptar un segundo plan de ajuste económico que no rescatará a sus ciudadanos del más triste de los finales. El crecimiento está garantizado, todo está más que estudiado, pero siempre ocurre algo que lo desbarata y que ralentiza la expansión tan ansiada por los políticos. Estamos condenados a no avanzar, a retroceder cada día más si no se impide que esto acabe en un no retorno. Y es que la opción de restaurar el sistema no está disponible y la opción de formatear está fuera de servicio. Al final todo acabará en un Big Bang del que nada quedará y nada es lo que creará el Universo.

Muchos estamos cansados de oir a profetas que tienen la solución para acabar con el paro, de videntes que tienen un plan de medidas para salir de la crisis pero no lo dicen por si algún listillo les roba la idea. Quizás es que ni tienen patentada esa solución tan increíble que todos quieren y nadie es capaz de pensar de una forma seria. Me declino a pensar que aquellos que presumen de tener muchas ideas al fin y al cabo no tienen ninguna y han de ganar tiempo para pensar y actuar. 

España está llorando de impotencia ante esta grave crisis que ninguna tasa de paro en descenso es capaz de consolar. No juguemos con cifras que solo alivian las conciencias de unos, ya que el empleado temporal no tardará más de tres meses en salir de nuevo a la calle con el título personal de "parado". Los grandes empresarios siguen frotándose las manos y los demás seguimos luchando por nuestros derechos laborales, indignándonos, gritando un "no" a las medidas que favorecen a los de siempre... Pero los políticos continúan en su peculiar mundo, ellos que cobran a final de mes el mismo sueldo y tienen las espaldas bien cubiertas. Unos más que otros, pues algunos se han ganado trajes a porrillo en su armario y, otras, lujosos bolsos para engalanarse. La corrupción apesta en sus bolsillos llenos de podrido dinero que mana de lo ilegal. Pero al final de cada legislatura sus más fieles borregos seguidores les dan una palmadita en la espalda por su buen trabajo realizado. ¡Qué ironías tiene la vida! Ellos no se dignan a escuchar a su alrededor, a esas voces que vieron la luz el 15 de marzo de 2011 y que harán historia, porque el pueblo se levantó en rebeldía y dijo "Queremos una Democracia Real Ya!".   Mientras tanto, los jóvenes continúan en la calle luchando para que se escuche su voz y opinión, consiguiendo pequeños pero importantes cambios con su espíritu de lucha. El Movimiento 15-M no ha muerto, sigue vivo en las calles.