miércoles, 4 de enero de 2012

Un año sin Koría


Hace ya un año sin la presencia de Koría, pero nuestro corazón sigue luchando para que regrese, para que consiga nuestro mayor deseo y suyo propio, que no es otro que decidir en libertad, como así dictan los Derechos Humanos que protegen a toda persona nacida en cualquier lugar y rincón de la Tierra. Un año son 365 días, muchos más largos y eternos son cuando se viven a la espera de noticias, de que todo se resuelva o de una simple llamada de esa persona que te haga saber de su estado de salud. Mucho tiempo ha pasado desde que Koría se marchó a los Campamentos de Refugiados Saharauis de Tinduf, con su  familia de acogida para visitar a su familia tras 10 años sin poder hacerlo -por una serie de cosas y trámites que no cuestionaremos y que son ajenas a la familia de acogida- con el sueño y la ilusión de volverse a encontrar con sus familiares, su abuela, sus padres...un sueño que el último día de visita se truncó en tan sólo un abrir y cerrar de ojos.
Esta historia ha recorrido todos los pequeños rincones del país, de la mano de todo el pueblo de San Miguel de Salinas -su familia de acogida, amigos, compañeros de clase, vecinos, gente que se ha solidarizado con este caso sin conocerla...- que se ha echado a la calle para pedir justicia y gracias a esa gente anónima que ha creído en la injusticia de este caso y en que lo justo es que Koría decida en libertad. Porque Koría no es una joven cualquiera, ya que tiene una miocardiopatía no compactada y anemia ferropénica crónica, y necesita de medicinas añadidas a una alimentación saludable en buenas condiciones para sobrevivir.
Un gran punto de apoyo para la familia de acogida ha sido la Comisión para la Libertad de Koría, varias personas altruistas y solidarias del pueblo que, nada más conocer el caso, se organizaron ayudar a éstos a afrontar los trámites e instrumentos de lucha como gran pilar de sujeción para conseguir el fin de que Koría decida en libertad, y a través de una página de Facebook, a través de esta red social se ha dado a conocer en todo el mundo. Desde aquí, quiero hacer un balance de todas las cosas que se han hecho gracias a la colaboración de muchísima gente y con la lucha indiscutible de la familia de acogida de Koría: una gira benéfica de teatro por los pueblos de la comarca de la Vega Baja y de Murcia "Me ha hecho poeta la vida" de Miguel Hernández interpretada por el grupo teatral ”Los Impuntuales” al que pertenecía Koría, escuchándola en voz en off; una amplia campaña de recogida de firmas por los diferentes pueblos de la comarca y de muchos lugares de España; una gira de presentación del libro benéfico "Melankoría" escrito por Tomás V. Martínez e ilustrado por Paco Sáez, en el que ha colaborado el escritor Juan Navidad aportando su sello editorial y la periodista Ángeles Cáceres. Así como el último evento que tuvo lugar hace unas semanas, organizado por los alumnos del IES Los Alcores de la localidad - un festival benéfico - con el lema "Koría, te esperamos".
A mediados de junio, la Comisión por la Libertad de Koría entregó 17.350 firmas -conseguidas en el impresionante récord de 5 meses- en el registro del Congreso de los Diputados, dirigido a la Comisión de Peticiones del mismo, y desde entonces los trámites han seguido su curso, así como parte de la gran lucha ha sido las diferentes entrevistas personales de la Comisión por la Libertad de Koría, con los altos cargos en España del Frente Polisario, por citar algunas. También podemos decir que ha existido una gran aparición mediática en televisión y prensa comarcal y regional, así como en diarios de tirada nacional, apoyando la libertad de Koría.
El mayor de los destapes de las entrañas de esta situación y de esta historia la protagonizó el reportaje de Mercedes Milá en su programa "Diario de...", donde un resumen breve pero minucioso de todo lo ocurrido nos hace ver de nuevo que se trata de una injusticia que debe resolverse con la mayor brevedad. Los medios han sido el grito de esperanza y de hacer saber a todo el mundo que Koría debe decidir en libertad y debe decidir su futuro ella misma, que ha sido privada de su ansiada libertad de decisión...
Por ello, han sido unas fechas muy delicadas. Hace un año desde que Koría se marchó con la ilusión y las ganas de ver a su familia en Tinduf para después regresar a España y seguir estudiando, para labrarse un futuro y así ayudar a su familia y su pueblo. Pero ese sueño se le truncó desde el momento que su propia familia biológica le privó de su libertad y fue retenida en  los Campamentos de Refugiados de Tinduf, sin sus medicinas y en condiciones nefastas para su salud. Quiero remarcar que Koría no es propiedad de nadie, es una persona -ahora mayor de edad pues tiene 18 años- pero no se está luchando por egoísmo de querer tenerla, sino por que ella es la que debe decidir en libertad su futuro. Ha sido una respuesta unánime y a gritos ante el modo de actuar de la familia biológica que no ha sido plausible, evidentemente, negando una simple llamada, poder visitarla o ver por unos minutos a Koría, resistiéndose incluso a dar noticias sobre el estado de la joven y a recibir medicinas para ella...
Todos los que hemos creído en esta injusticia y hemos luchado para hacer presión y dar a conocer este caso a través de las campañas organizadas, seguimos teniendo la esperanza de que pronto todas las aguas volverán a su cauce, de que Koría regresará para seguir su vida y continuar sus estudios y tratamiento médico, que nunca debió pausar de forma involuntaria. Porque todos los que la conocemos sabemos que estará día a día librando su propia batalla de justicia y que tiene la firme esperanza de que el final de esta historia está por acabar...de eso estamos seguros. Desde estas líneas quiero dar mucho ánimo a la familia de acogida, desde lo más profundo de mi corazón, porque sé que uniendo todas las esperanzas y fuerzas de todos aquellos que luchan por esta causa, se pueden conseguir muchas cosas, como así se ha demostrado. Porque todos unidos tenemos un único deseo unánime, gritado al viento, que día a día es transportado como mensaje de ánimo y apoyo al recóndito lugar del desierto saharahui donde se encuentra Koría, que no es otro que: “Koría, te esperamos"... 

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