Este va a ser, sin duda, el año de los “recortes”, de las “medidas urgentes” para reducir el déficit, de la “negra crisis”, de los despidos y EREs… No quiero pensar lo que se nos viene encima, pero creo que nada bueno para los ciudadanos.
Y es que hace escasos días, el Presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, según publicaron diarios de tirada nacional, ante "los problemas de liquidez", se ha visto abocado a tomar dos decisiones que a priori no estaban en el ideario del PP: subir los impuestos y reducir el salario de los funcionarios. Me temo que esto no es moco de pavo, ya que estamos hablando de duros recortes e impuestos que nos van a vaciar los bolsillos a más de uno y a miless de valencianos que no tienen ni para pasar el día a día, que han aprendido contabilidad y han apretado su cinturón hasta más no poder para hacer cuadrar sus "ajustadas" cuentas, entre otras cosas, para evitar que el banco les quite la casa, pagar las interminables facturas y darle una vida digna a sus hijos.
Antes de las elecciones, en plena campaña electoral, el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, prometió “no tocar los tributos” hasta la saciedad. No tienen más que mirar los diarios y la hemeroteca para verlo. Convencer a los ciudadanos del voto no fue tarea difícil, muchos quisieron salir de esta situación de crisis aunque de ello dependiera apretarse el cinturón y perder hasta diez tallas de pantalón. Además, para más inri, el Gobierno valenciano aseguró ante los sindicatos que no iba a recortar salarios a los trabajadores públicos. Pero, como siempre, y para decepción de los ciudadanos, no ha cumplido absolutamente nada; pero a mí no me sorprende, debo reconocerlo.
Por otro lado, el Consell ha impuesto de cara al nuevo año- como la cuesta de enero es “fácil” de sobrellevar- diversas medidas de ajuste, entre ellas, la subida del IRPF y la subida del carburante. El primero, es un recorte de 258,2 millones de euros durante dos años que afecta sobre todo a los funcionarios del sector sanitario y educativo, que implica una subida directa del tramo autonómico del IRPF, en dos nuevos tramos correspondientes a las rentas más altas a partir de los 120.000 euros que permitirá recaudar 28,2 millones de euros. El otro, es el denominado “céntimo sanitario”, que se lleva a su límite máximo, con 4,8 céntimos por litro de carburante para recaudar 98,11 millones. Pero, ¿dónde vamos a llegar? La ironía es que mientras al trabajador de a pie nos va a costar más llenar el depósito por el hecho de que vivimos en la Comunidad Valenciana, el Consell no ha dicho nada acerca del impuesto sobre el Patrimonio alegando que “no es el momento”, mientras, además, el vicepresidente del Consell, José Ciscar, apela al “sacrificio” de todos los ciudadanos para que nos quedemos conformes y no nos duela tanto esta medida. Me pregunto por qué siempre pierde el que tiene menos y gana siempre el que tiene más. Este mundo nunca llegará a una balanza equilibrada con un reparto equitativo; puede que más bien sea una utopía. No podemos seguir en esta dinámica de mercados donde los países se arriesgan cada segundo a caer como fichas de dominós uno detrás de otro. Es inevitable y perceptible que hemos tocado fondo y ahora toca resurgir, como un ave fénix renace de sus cenizas.
Si no se suben los sueldos- sólo hacen más que bajar- y sólo se imponen impuestos y más impuestos, no sé a qué punto vamos a llegar. Pero la gente se acabará cansando, y muchos de los que nunca han participado en manifestaciones ni han ido contra el sistema, puede que cambien de parecer y se unan a los muchos que ya han comenzado a protestar en las calles; porque han visto que estar callado no sirve de nada.
Me temo que las predicciones de los Mayas sobre que el 2012 será el fin de los tiempos se verán cumplidas si este desolador panorama no cambia y da un giro. Auguro un año negro, de “recortes” por doquier, de “despidos” sin prestaciones, de gente sin vivienda malviviendo en las calles o albergues, de “ajustarse el cinturón” hasta morir. En definitiva, este año debemos ser más positivos que nunca, más solidarios, más luchadores por nuestros derechos, más trabajadores cobrando menos, y querernos todos más que nunca, porque el amor no se compra ni se vende y es necesario para vivir. Al menos, todas esas cosas inmateriales son muy valiosas y a veces mueven más montañas que el dinero mismo. Por eso, nos espera un año de emociones y de duro trabajo para sacar a España adelante, con o sin recortes; pero siempre debe prevalecer el respeto a las personas y sus derechos sociales tan básicos como la educación, sanidad y una vivienda digna, entre otros muchos. Derechos de los que nunca debemos ser despojados. Si bien y como conclusión debo decir que me temo que otro modo es posible…
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