Es una buena ocasión para hablar de la paz. Mañana, 30 de enero, no es un día cualquiera. La mayoría de colegios celebró el viernes pasado el Día de la No Violencia y la Paz en unas jornadas llenas de canciones y actos en los que la mayor protagonista es la paz. Pero este día no se eligió al azar, sino que es el día en que uno de los mayores defensores de la paz y que luchó por ella, fue ni más ni menos que Mahatma Gandhi. Todo el mundo lo conoce pero muy pocos saben su verdadera historia y trayectoria.
Mohandas Karamchand Gandhi nació en Porbandar, el 2 de octubre de 1869 y murió en Nueva Delhi, el 30 de enero de 1948. Este personaje fue un abogado, pensador y político indio. Desde 1918 figuró abiertamente al frente del movimiento nacionalista indio. Instauró métodos de lucha social novedosos como la huelga de hambre, y en sus programas rechazaba la lucha armada. Pregonaba la total fidelidad a los dictados de la conciencia, llegando incluso a la desobediencia civil si fuese necesario. Mantuvo correspondencia con León Tolstói, quien influyó en su concepto de resistencia no violenta. Destacó la Marcha de la sal, una manifestación a través del país contra los impuestos a que estaba sujeto este producto.
Encarcelado en varias ocasiones, pronto se convirtió en un héroe nacional. En 1931 participó en la Conferencia de Londres, donde reclamó la independencia de la India. Se inclinó a favor de la derecha del partido del Congreso, y tuvo conflictos con su discípulo Nehru, que representaba a la izquierda. En 1942, Londres envió como intermediario a Richard Stafford Cripps para negociar con los nacionalistas, pero al no encontrarse una solución satisfactoria, éstos radicalizaron sus posturas. Gandhi y su esposa Kasturba fueron encarcelados: ella murió en la cárcel, en tanto que él realizaba veintiún días de ayuno.
Una vez conseguida la independencia, Gandhi trató de reformar la sociedad india, apostando por integrar las castas más bajas y por desarrollar las zonas rurales. Desaprobó los conflictos religiosos que siguieron a la independencia de la India, defendiendo a los musulmanes en territorio hindú, siendo asesinado por ello por Nathuram Godse, un fanático integrista indio, el 30 de enero de 1948 a la edad de 78 años. Sus cenizas fueron arrojadas al río Ganges.
Sobre economía política, pensaba que ni el capital debería ser considerado más importante que el trabajo, ni que el trabajo debería ser considerado superior al capital. Para él ambas ideas eran peligrosas en un extremo. Lo ideal era buscarse es un equilibrio sano entre estos factores, ambos considerados igual de valiosos para el desarrollo material y la justicia, según Gandhi. Trató de llevar una vida simple, confeccionando sus propias piezas de ropa y además siendo un destacado vegetariano.
Pero lo único que le faltó en su vida, antes de morir, a ojos de muchos expertos y seguidores de Gandhi, fue recibir un premio de reconocimiento por su labor solidaria y espíritu de lucha. Y es que Gandhi nunca llegó a recibir el Premio Nobel de la Paz, a pesar de que fue nominado cinco veces entre 1937 y 1948. Décadas después, sin embargo, el Comité que administra el premio Nobel declaró la injusticia de tal omisión, que atribuyó a los sentimientos nacionalistas divididos que negaron tal premio a Gandhi.
El Gobierno de la India otorga un premio al que denominan el Premio de la Paz de Mahatma Gandhi. Uno de los que recibió dicho premio es el dirigente sudafricano Nelson Mandela. En la India, cada 2 de octubre se celebra el día de Gandhi Jayanti. En Montevideo, una importante avenida costera lleva el nombre de Rambla Mahatma Gandhi.
Sin la lucha y dedicación de Gandhi por conseguir una vida sin violencia, una lucha sin guerras, una lucha personal con huelgas de hambre, etc, no conoceríamos su entrañable y destacada labor por y para la Paz en el mundo.
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